La disfagia incluye las dificultades que se producen durante la deglución, desde que el alimento entra en la boca hasta que llega al estómago.

Existen diferentes tipos de disfagia dependiendo de la zona afectada, así como del tipo de alimento que la provoca (líquidos, sólidos o mixta).

Puede deberse a dificultades en la progresión del alimento o a un mal funcionamiento de la musculatura implicada.

Es un aspecto muy grave pues aumenta el riesgo de aspiración, infecciones broncopulmonares, deshidratación y malnutrición.

Esta patología casi desconocida, la padecen casi el 40% de la población mayor de 65 años y más del 60% de los pacientes ingresados en hospitales.

También está presente en personas con diversas patologías como: traumas craneales, parkinson, alzheimer, ictus,…

¿Cómo detectar la disfagia, evaluarla y tratarla?

Existen muchos signos de alarma para detectar la disfagia, pero los principales suelen ser: babeo; alimento expulsado de la boca; presencia de tos antes, durante o después de la deglución; dolor o molestia; infecciones respiratorias recurrentes; sensación de ardor en la garganta; restos de comida en la garganta; cambios en el tono de voz; pérdida de apetito y peso;…

Para evaluar la disfagia es importante utilizar herramientas que permitan una detección rápida económica, efectiva, sencilla de utilizar y aplicar y que sean aplicables a poblaciones amplias.

Existen diferentes pruebas para su evaluación clínica como: MSA, EAT-10, MCA, test de registro de aspiración, test azul de metileno, test de deglución con agua, MECV-V,…

El tratamiento de la disfagia incluye aspectos nutricionales, rehabilitadores y/o quirúrgicos.

Nosotros, como logopedas, nos encargamos del tratamiento rehabilitador, basado en terapia miofuncional, estimulación sensorial, ejercicios neuromusculares y maniobras deglutorias.

Este tratamiento tiene como objetivo que el paciente pueda alimentarse de forma segura y eficaz, asegurando una buena hidratación y nutrición.

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