Hace algunos años, acudió una chica a la consulta con unos nódulos en las cuerdas vocales. Era una maestra que estaba muy agobiada y estresada porque le repercutía mucho en su vida laboral y social.


Acudía un poco desesperada ya que llevaba 3 años realizando sesiones de logopedia y no sabía que hacer por qué los nódulos no desaparecían, y ella no quería pasar por quirófano, pero tampoco quería seguir realizando sesiones, y llegó a mí cansada y agotada, así que hice un trato, le ofrecí que me diera 4 meses, una vez a la semana 30 minutos y si nada cambiaba podía abandonar el tratamiento y no hablar bien de mí. No podía devolverle el dinero porque venía por mutua.
Ella se decidió y acudió a todas visitas, realizó los ejercicios en casa y en menos de 3 meses la derive de nuevo al otorrino, porque su voz estaba mejor y ella se sentía y se oía mejor. Y cuál fue su sorpresa cuando le dijo que ya no había nódulos y que estaba reeducada a nivel voz. Su siguiente reacción fue llamarme llorando dándome las gracias. 
Pues gracias a ella, recibimos más visitas que hicieron tratamiento con nosotros y actualmente estamos tratando a su hijo por nódulos.

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