Muchos padres nos preguntan cómo pueden colaborar con nosotras en el tratamiento del lenguaje de su hijo. Es importante que los niños empiecen a entender desde muy pequeños lo importante que es el lenguaje y para qué sirve: nos permite transmitir necesidades, quejas, nuestros sentimientos… Los padres son un elemento clave para el desarrollo de esta capacidad, ya que son la figura de confianza de los niños y normalmente, las personas que más contacto tienen con ellos en las primeras etapas de su vida.
Algunos de los métodos que seguimos y recomendamos desde OKIDI para estimular el lenguaje son los siguientes:
1. No utilizar vocabulario infantilizado. Muchas veces, los adultos utilizamos palabras simplificadas (como por ejemplo guau guau para referirnos a un perro) porque creemos que los niños nos entenderán mejor y podrán decir esa palabra más fácilmente. Lo cierto es que si utilizamos este método, estamos dando un vocabulario erróneo y no permitimos que los niños experimenten otros sonidos un poco más difíciles que los que ya saben hacer. Ésto no significa que tengamos que hablar al niño con un vocabulario difícil. Se trata de hablar claro y al ritmo que el niño requiera.
2. Dedicar un momento para conversar. Los niños tienen mucho que contar, por ejemplo cómo les ha ido en el colegio, si se han peleado con un compañero, qué ha habido de comer en el comedor… También nosotros podemos hablarles de qué hemos hecho hoy o qué habrá para cenar. La conversación padres – hijos es fundamental para habituar al niño a querer expresarse y comunicar cómo se siente y qué necesita.
3. Reconocer los intentos de comunicación del niño. Cuando nuestro hijo nos intenta decir algo, es muy favorable responder a lo que nos comenta y escucharle.
4. Lectura de cuentos. Podemos leer cuentos sencillos, con introducción, nudo y desenlace. El niño puede contarlo también si ya se lo sabe. A los niños les gustan las cosas que ya conocen porque ya las tienen por la mano y les dan más seguridad en si mismos, haciéndoles más fácil su participación.
5. Demandas orales, sin señalar. Muchos niños cuando quieren algo simplemente lo señalan. Podemos pedirle al niño que nos pida explícitamente qué quiere con palabras. A veces, puede ocurrir que no se sepa el nombre de la cosa que nos está pidiendo. En este caso podemos preguntarle si sabe cómo se llama el objeto en cuestión y si nos dice que no, decirle la palabra para que él la repita. Poco a poco podemos alargar las frases que nos ha de repetir (quizás primero sólo repite «agua», con el tiempo, «quiero agua»).
6. Rutinas para aumentar el vocabulario. Al llevar a cabo actividades que forman parte de nuestra vida diaria estamos rodeados de infinidad de vocabulario que enseñar a nuestros hijos. Podemos jugar a ser detectives en el supermercado y encontrar alimentos, llamarlos por su nombre y categorizarlos. Por ejemplo: ahora vamos a buscar frutas. ¿Qué frutas queremos comprar? Naranjas, uvas… Otra situación ideal para trabajar el vocabulario es el momento de la ducha. Podemos ir mencionando las partes del cuerpo que vamos a lavar: Ahora, limpiaremos la cabeza; ahora, limpiaremos los brazos…
Si necesitáis más información o queréis contactar con nosotros, podéis a través de cualquiera de nuestros canales.
En la vida cotidiana estamos continuamente interactuando con otras personas. Así creamos vínculos y lazos que nos ayudan a formar parte del grupo y de la sociedad. Actuamos y reaccionamos en relación a los otros, pero no de cualquier manera, sino según unas pautas de comportamiento que nos indican cómo actuar en las diferentes situaciones de nuestra vida. Su observación y la repetición en sociedad es lo que nos permite aprender-las e internalizarlas para que cuando se produzca una u otra situación, no estemos desprevenidos y sepamos cómo actuar de acuerdo a lo que la sociedad espera de nosotros.
Los niños y niñas con TEA tienen alterada la capacidad para comprender las reglas sociales, teniendo dificultades en entender a las personas; sus intenciones, sus estados emocionales, y su mundo mental. Esto hace que estos niños tengan una peculiar manera de relacionarse.
Estilos de interacción en los niños y niñas con TEA
Reservados
Son los niños y niñas que suelen estar en soledad. Tienden a rechazar activamente la relación que los demás les proponen. Suelen evitarla y normalmente son los que tienen más dificultades en la comunicación verbal y no verbal y alteraciones en la conducta.
Pasivos
Este estilo de interacción provoca en los niños y niñas que por sí solos no inician la interacción con los demás ni la siguen, pero si se los proponen responden a ella. Suelen ser dóciles en la relación, obedecen lo que otra persona les indica con órdenes sencillas y comprensibles. No obstante, su patrón de relación también está alterado y desviado del desarrollo común, presentando dificultades para hacer amigos, para entender la forma en que las personas se relacionan unas con otras … En definitiva, dificultades para una interacción social recíproca (emisor y receptor intercambian continuamente las funciones).
Activos pero extraños
Son los niños y niñas con TEA que no sólo responden a otras interacciones que se le ofrecen sino que también inician ellos mismos interacciones con otras personas, pero estas son extrañas, raras. No son las esperadas dentro de una relación natural. Por ejemplo, inician la interacción pero sólo con temas que son de su exclusivo interés, sin importarles el interés mostrado o no por los demás. También inician la interacción sin ser conscientes de la disposición de la otra persona, por ejemplo, sin comprender que la otra persona está ocupada hablando por teléfono o hablando directamente con otra persona.
Por lo tanto, las personas con TEA no es que no se relacionen con otras personas, que no quieran saber nada de ellas o incluso que las rechacen, sino que tienen dificultades en el proceso de interacción. Tienen alterada la capacidad para procesar la información sutil, compleja, pasajera y variada que caracteriza la información. Esto es así desde el inicio de la vida: el bebé procesa, sin haber tenido que aprender, de forma consciente, patrones de información sociales dados por su madre. Se caracterizan por ser sutiles, como una mirada, un tono de voz o una postura corporal de acercamiento complejos, se dan todos a la vez, pasajeros, cambian permanentemente a cada segundo y variados, no siempre que la madre se relaciona con su bebé lo hace de forma idéntica, son variadas.
El juego de construcción aparece a partir del año de vida, cuando el niño tiene una noción de los que quiere hacer y cómo lo quiere hacer, desarrollan el concepto de intención, y va evolucionado a medida que crecemos. Al principio es un juego simple, con materiales que un niño de 12 meses pueda manipular, como puzzles de encajes sencillos o bloques grandes, poco a poco aumenta su complejidad, tanto en los materiales utilizados como a nivel cognitivo, como crear torres aumentado el número de pisos, construcciones en equilibrio o estructuras basadas en pilares.
Evolución del juego de construcción
Primera etapa. A los 12 meses
Los niños se dedican a manipular los objetos. Con los bloques o cubos juegan a meter uno dentro de otro, a apilarlos y después tirarlos. En esta etapa el objetivo es perfeccionar la acción, aprendiendo su tamaño, los colores y relacionarlos entre sí.
Segunda etapa. Entre los 18 meses y los 3 años
El niño va adquiriendo destreza motora tanto en la motricidad fina como en la coordinación de mano-ojo. Empiezan a crear formas simbólicas, tanto horizontales como verticales, con los bloques como un tren, un avión o un puente. El juego es individual, las construcciones no se comparten con otros niños.
Tercera etapa. A partir de los 4 años
A medida que se hacen mayores, son capaces de utilizar materiales más complejos como puzzles de varias piezas o legos. El juego empieza a ser compartido entre los iguales y con los adultos.
Cuarta etapa. A partir de los 6 años
El niño puede realizar puzzles más complejos como tridimensionales, crear montajes de escenarios o robots con piezas de encaje.
Este tipo de juego ayuda a potenciar la creatividad e imaginación, facilita el juego compartido, ayuda a desarrollar la coordinación óculo-manual y la destreza motora, a aumentar la capacidad de atención y concentración, facilitar el razonamiento espacial y a desarrollar la capacidad de análisis y síntesis.
“Los juegos con reglas se inician como los rituales que cada niño crea para sí mismo; situaciones o acciones infantiles que en determinados momentos de la vida diaria él construye e instituye”
El juego de reglas aparece hacia los 6 años de edad, en la etapa de operaciones concretas. En esta etapa el niño es capaz de organizar sus ideas y desarrollar un pensamiento lógico, racional y operativo, ya no necesita la manipulación física para entender el mundo. Empiezan a descubrir cosas que antes no podían entender y resuelven problemas a partir del lenguaje. Presentan argumentos con mayor inteligencia. Tienen un pensamiento más flexible que no está basado únicamente en la apariencia de los objetos.
La regla lúdica aparece de manera implícita y regula el juego, ésta aparece en el juego simbólico, donde el niño va creando historias y roles y con ellas las primeras reglas. Estas reglas son creadas y utilizadas por los mismos niños y les ayudan a tener una guía sobre lo que deben hacer antes de empezar a jugar, por ejemplo a papás y mamás. Más adelante y con la práctica, son capaces de realizar juegos de reglas como el escondite, el pilla pilla o el pajarito inglés. Los niños conocen las normas, saben como empieza y acaba el juego y que deben hacer.
El cumplimiento de las reglas aparece con la idea que tiene el niño de que cada juego se juega de una determinada manera, por lo tanto, se debe jugar de la forma que ellos conocen. No permiten que se alteren las normas, porque eso sería ilegal en el juego. Con el paso del tiempo, los niños se dan cuenta que muchas veces se puede jugar de diferentes maneras a un mismo juego.
Gracias al juego de reglas el niño aprende a respetar las normas, a esperar turnos, a ganar y perder, desarrolla tolerancia a la frustración y asumen valores como el respeto. Además, les ayuda a ponerse en el lugar del otro, considerando sus opiniones y acciones. Y favorece el desarrollo del lenguaje, el razonamiento, la atención y la reflexión.
Evolución del juego por reglas
Nivel I. Entre los 2 y los 5 años
Los niños crean sus propias reglas de juego. Cada niño tiene sus propias reglas, no tienen porque unificarse entre ellas. Los niños juegan para sí mismos, y los objetivos son diferentes para cada uno de ellos. Aunque puedan compartir el juego con sus iguales, el juego es paralelo. No tratan de ganar ni de coordinar sus puntos de vista. En esta etapa la regla no se considera obligatoria, sino que es un ejemplo, como una manera de jugar.
Nivel II. A partir de los 6 años. hasta los 11 años
Aparece el juego cooperativo. los niños tienen el deseo de unificar las reglas y tener un control mutuo. También aparece la idea de ganar y tener en cuenta a los demás, jugando unos contra otros. Pero las reglas que se imponen son copiadas del niño que mejor informa de ellas y mejor conoce el juego, pero son consideradas obligatorias y no se pueden modificar. Los juegos a esta edad son simples.
Nivel III. A partir de los 11 años
En esta etapa el pensamiento formal permite tener un interés por la regla como tal, es entonces cuando podemos razonar y tener conciencia sobre las reglas y aplicarlas en cualquier caso.
En la próxima publicación hablaré, más extensamente, sobre el juego de construcción y la etapa evolutiva en la que se encuentra.
“El niño que juega aprende a conocerse, a entender el entorno y a relacionarse con los demás mientras se divierte”
El juego simbólico consiste en representar situaciones ficticias como si estuvieran pasando de verdad, los niños se convierten en personajes y los objetos cobran vida a su imaginación. Pasan de los hechos reales a los imaginarios, creando historias y roles del mundo que les rodea. El niño debe ser capaz de imitar situaciones de la vida diaria y ponerse en el lugar de otro. En definitiva, el niño juega a «hacer como si…».
Empieza hacia los 2 años, cuando entramos en la etapa preopracional y dejamos atrás la etapa sensoriomotora. Como se explicó en la entrada del blog anterior, desde que nacemos hasta los años comprendemos el mundo a partir de nuestras interacciones motoras y sensoriales. A partir de entonces, y hasta los 6/7 años, la imaginación y el lenguaje juegan un papel importante, pensamos a partir de imágenes concretas para entender el mundo, es decir, entendemos aquello que hemos vivido y poco a poco somos capaces de generalizar lo que ya sabemos.
Este tipo de juego ayuda a los niños a desarrollar su lenguaje y la comunicación, a comprender y asimilar el entorno que les rodea, desarrollar la empatía y ponerse en el lugar del otro, favorece la imaginación y la creatividad, consolidar sus representaciones mentales y contribuye al desarrollo emocional.
Etapas del juego simbólico
Juego presimbólico
Nivel I. Entre los 12 y los 17 meses
El niño tiene un juego funcional. Realiza acciones asociadas a objetos. Por ejemplo: Beber de un vaso vacío, meterse una cuchara en la boca vacía o estirarse en un cojín
Nivel II. Entre los 17 y los 19 meses
Imita situaciones de la vida diaria con objetos. Por ejemplo: Dar de comer a un muñeco, hacer como que habla por teléfono
Juego simbólico
Nivel I. Entre los 20 y los 22 meses
Realiza acciones simuladas en más de una persona u objeto. Combina más de un objeto en el momento del juego. Por ejemplo: Dar de comer a su madre y después a un muñeco, meter la muñeca en la cama, poner una cuchara en un cazo o poner el muñeco en un cochecito.
Nivel II. Entre los 22 y los 24 meses
Empieza a representar roles, cambia su propio cuerpo por otro. Sigue utilizando los objetos de manera funcional. Por ejemplo: Jugar a mamás; peinar al muñeco después ponerlo a dormir; hacer como que es papá.
Nivel III. Entre los 24 y los 30 meses
Le da un papel más activo a los muñecos asignándoles sentimientos. Sustituye objetos por otros de forma parecida. Por ejemplo: El peluche llora porque tiene hambre o poner el peluche en un carrito de la compra como si fuera un cochecito.
Nivel IV. Entre los 30 y los 36 meses
Introduce personajes de ficción en sus roles y disminuye el juego de acción de la vida cotidiana. Aparecen secuencias de acciones, es decir, a crear historias. Estas historias no están pensadas, son sobre la marcha. Los objetos siguen siendo reales pero pueden ser sustituidos. Empieza a haber un juego compartido con iguales. Con la mejora del lenguaje aumentan los roles en el juego. Por ejemplo: La ambulancia va a buscar al paciente, le toma la temperatura, lo ausculta y le pone una inyección; utiliza un palo para hacer de jeringuilla o una caja para hacer de ambulancia; juega a ser una princesa o un superhéroe; utilizar un lápiz como si fuera un avión.
Nivel V. A partir de los 4 años
El juego es más complejo tanto en las historias que crean como en el juego con los iguales. No necesitan objetos, los recrean con gestos y lenguaje. Planifican el juego e improvisan. Adoptan diferentes roles en una misma historia y los diferencian utilizando diferente lenguaje y actitud. El juego con los iguales se vuelve cooperativo.
En la próxima publicación hablaré, más extensamente, sobre el juego de reglas y la etapa evolutiva en la que se encuentra.
El juego funcional es el primer juego que aparece en nuestra vida, es el más simple y se basa en un juego sensoriomotor, se estimulan los sentidos y movimientos del niño. El juego debe consistir en el contacto físico y afectivo. Se centra en la exploración y actuación sobre sí mismo, los objetos y otras personas, en definitiva el niño aprende como funciona el mundo. Es un juego de repetición, ya que les produce placer y se entretienen. En esta etapa lo más importante no son los juguetes, sino que hacen con ellos y como experimentan. Se centran en las características físicas del juguete y usan sus sentidos para ello.
Recordando la entrada anterior del blog, el niño va evolucionando a medida que crece y el adulto puede ayudarlo en esta transición. Para ello, es importante estimularlo desde el nacimiento y el juego es la mejor opción para hacerlo, ya que éste se modifica y se transforma a medida que crecemos.
El primer paso es conocer el desarrollo evolutivo de los niños de los 0 a los 2 años. Saber las habilidades y destrezas que poseen en cada etapa de su evolución y así conocer la etapa de desarrollo en la que se encuentra el niño y que tipo de juegos son los adecuados para su edad.
Desarrollo evolutivo del niño de los 0 a los 2 años
Desarrollo motor (evolución física del niño)
0-3 meses: El niño tiene movimientos reflejos, son involuntarios y automáticos.
3-6 meses: Se puede sentar con ayuda, Aguanta la cabeza sin ayuda, puede cambiar de posición girando su cuerpo y empieza a gatear, estiran el brazo para coger un objeto, coordina los movimientos de sus manos
6-9 meses: Mejora su musculatura, se sienta sin ayuda, gatea hacia atrás y delante, se pone en pie sin ayuda sujetándose con algo y da pasos hacia los lados, aprenden a posicionar las manos para coger objetos más fácilmente
9-12 meses: Empieza a masticar, da sus primeros pasos apoyándose en el adulto o en la pared, sube escaleras gateando, empieza a coger los cubiertos y llevárselos a la boca
12-24 meses: Empieza a caminar sin ayuda, puede comer solos, los movimientos son coordinados y más precisos, utilizan las dos manos para una acción
Desarrollo sensorial: evolución de los sentidos del niño
Audición: El sentido más desarrollado desde que nace. Puede reconocer la voz de la madre desde la barriga y en el primer mes distinguen ruidos
Visión: La vista es el menos desarrollado del bebé. En los primeros meses, le cuesta reconocer las formas de las personas y los objetos, a causa de la incapacidad por coordinar sus ojos. A los dos meses ya perciben los colores perfectamente. A los cinco meses distinguen caras y a los siete meses reconocen las expresiones faciales y responden a ellas. A partir de los dos meses, con la acomodación de los ojos, perciben la profundidad.
Olfato: Des de los primeros días el bebé percibe el olor de la madre y lo distingue de otras mujeres. Los olores le pueden producir rechazo o placer
Tacto: En los primeros meses de vida el bebé tiene contacto con personas y objetos que le permiten sentir la presión, la temperatura y el dolor. A os seis meses pueden reconocer objetos al tocarlos
Gusto: Al principio prefieren sabores dulces como la leche materna, hacia los cuatro meses se interesan por lo salado
Percepción intermodal: Alrededor de los seis meses están preparados para asociar la información de los diferentes sentidos y formar un todo significativo. Permite al niño construir el mundo.
Desarrollo cognitivo: evolución del pensamiento del niño
0-1 mes: Las acciones del bebé no son deliberadas. Tiene respuestas reflejas delante de estímulos externos o internos
1-4 meses: Empieza a realizar acciones que le producen placer. Se centra en su propio cuerpo.
4-8 meses: Explora el entorno y manipula objetos. Sus acciones ya no se centran únicamente en su propio cuerpo
8-12 meses: Puede combinar acciones para resolver un problema, como girar su cuerpo para seguir una dirección. Es capaz de escoger acciones que le permitan adaptarse al entorno
12-18 meses: Entiende las causas de los acontecimientos y los desplazamientos de los objetos, por ejemplo, puede encontrar juguetes escondidos. Imita y repite conductas y encuentra soluciones para situaciones concretas
18-24 meses: Aparece la capacidad de pensar y actuar de forma interna, no solo a partir de la experiencia externa.
Desarrollo del lenguaje y la comunicación: evolución del habla y la comunicación
Durante los dos primeros años, el niño conocen gran cantidad de palabras. A los 12 meses empieza la explosión de vocabulario, cada día aprenden unas cinco palabras nuevas. A los 18 meses ya reconocen entre 30 y 50 palabras y a los dos años más de 150 palabras y son capaces de construir un discurso
Desarrollo socioafectivo: evolución de las elaciones sociales y emocionales del niño
0-2 meses: El bebé actúa de manera indiscriminada con las personas que le rodean, aún no se ha desarrollado el apego
2-7 meses: Se establece el apego, un lazo afectivo con las personas más significativas del bebé. Distingue las personas de su entorno y aparece la sonrisa con las personas que conoce
7 meses – 2 años: El vínculo es fuerte y se producen muchas interacciones sociales, sobretodo con la gente de su entorno. Esta relación se basa en la satisfacción de sus necesidades.
Una vez, conocemos las características de desarrollo del niño, podemos pensar en juegos convenientes a su edad y que le puedan ayudar en su crecimiento.
Tipos de juego dependiendo de la etapa de desarrollo del niño
0-3 MESES
Objetos: escoger objetos con luz y colores vivos, que tengan movimiento y sonido
Personas: encontrar momentos para estar con el bebé y cruzar miradas, hablarle, ser expresivos con la cara y mantener contacto con él, por ejemplo haciéndole cosquillas o masajes
3-6 MESES
Objetos: El niño empieza a manipular los objetos, darle objetos que pueda coger, tocar, y ponérselos en la boca. Para conseguir todo esto se debe poner juguetes u objetos a la vista del niño y que pueda alcanzarlos, moverle los juguetes para desarrollar la coordinación de la visión, tener juguetes con sonido para que el niño pueda localizarlos
Personas: Se relaciona sobretodo con la madre, importante crear momentos cara a cara, como por ejemplo en la bañera, cuando se le cambia el pañal o al darle de comer
Con su propio cuerpo: Le gusta descubrir su cuerpo y ver que puede hacer con el, como ponerse la mano en la boca
6-9 MESES
El juego consiste en la exploración de su cuerpo y el del adulto. Solo existe el aquí y el ahora. Solo actúa. Aprende a repetir movimientos con su propio cuerpo y reproducir reacciones de los objetos como hacer sonar un sonajero. En esta etapa el niño es capaz de sentarse y con ello puede coger objetos con las dos manos, hacerlos chocar o pasarse el objeto de mano a mano. Además puede inclinarse estando sentado para buscar un objeto.
9-12 MESES
El juego consiste en la exploración del espacio y los objetos. Reconoce los objetos y sabe como funcionan, puede cogerlos, lanzarlos, golpearlos, hacerlos rodar… Cuando se le cae un objeto es capaz de intuir donde ha caído. Al gatear aumentan las posibilidades de exploración del entorno. Se le pueden esconder objetos para que los busque y ponerle lejos los objetos para que use la locomoción para alcanzarlos.
12-18 MESES
El niño utiliza los objetos dependiendo de sus propiedades y funciones más evidentes. Juega a explorar rompiendo, desmontando, desvistiendo muñecas… También le gusta explorar su propio cuerpo, escondiéndose, columpiándose, poniéndose dentro de objetos… Enseñarle al niño como funcionan los juguetes para que él lo haga solo después de la demostración.
18-24 MESES
El niño combina dos o más objetos, ya que tiene más destreza con las manos y los dedos. Buscar juguetes mecánicos para que juegue él solo, y darle la opción de varios juguetes y objetos para que él los coja y los combine. El juego se debe centrar en estimular al niño a caminar y desplazarse. Empezar a compartir el juego con el niño tanto el adulto como otros niños.
En la próxima publicación hablaré, más extensamente, sobre el juego simbólico y la etapa evolutiva en la que se encuentra.
“Nada enciende más la mente de un niño como jugar”
Stuart Brown
Los niños, desde que nacen, son seres activos; exploran y observan todo aquello que les rodea. Les gusta moverse, tocarlo todo y relacionarse con los demás. De esta manera aprenden y se desarrollan. Experimentan cambios físicos, intelectuales, emocionales y sociales significativos, siendo en los primeros años de vida, sobretodo hasta los 6 años, donde aprenden a más velocidad y se producen mayores cambios.
El juego es, sin duda, uno de los mejores recursos para ir construyendo su desarrollo y descubrir el mundo, ya que es una actividad lúdica, que divierte, entretiene y produce placer. Los niños están felices y seguros y se crea un clímax idóneo para el aprendizaje, mejorando sus capacidades y destrezas.
Para poder potenciar al máximo dicho aprendizaje las personas, que forman parte de la vida del niño, deben conocer en que etapa del desarrollo se halla. Es importante saber que se puede esperar de él en cada momento de su vida. Y para poder entender el funcionamiento del niño se debe prestar atención al nivel social, afectivo, comunicativo y cognitivo. De esta forma se puede identificar en que momento se encuentra de su evolución y en consecuencia que capacidades y habilidades tiene.
Entonces, que tipo de juegos son los adecuados en cada etapa evolutiva?
Pasamos por diferentes fases en nuestro desarrollo biológico y psicológico. Se pueden distinguir 4 tipos de juegos dependiendo de la edad o etapa evolutiva en la que se encuentre el niño.
Entre los 0 y 2 años predomina el juego funcional. Son ejercicios de repetición, que consisten en repetir una acción muchas veces, tanto con su propio cuerpo como con objetos u otras personas. En definitiva utilizar el cuerpo y los objetos con un fin. Por ejemplo, hacer el cucu-tras, mover un sonajero o balancearse.
Entre los 2 y los 6 años predomina el juego simbólico. Es el juego imaginativo y creativo por excelencia. Consiste en dar vida a personajes y crear historias a partir de objetos existentes o la representación de objetos inexistentes. Por ejemplo, jugar a médicos, a papás y mamás o a ir a la compra.
A partir de los 6 años predomina el juego de reglas. Todos aquellos juegos en los que se utilizan reglas/normas para jugar. El niño sabe que debe hacer en todo momento. Por ejemplo, juegos deportivos como el fútbol, el escondite o juegos de mesa com la oca.
Durante todas las etapas del desarrollo también existe el juego de construcción, que va evolucionando a medida que el niño crece. Consiste en utilizar objetos para construir estructuras. Por ejemplo, crear una torre con cubos o crear una casa con fichas de lego.
En la próxima publicación hablaré, más extensamente, sobre el juego funcional y la etapa evolutiva en la que se encuentra.
When, while the lovely valley teems with vapor around me, and the meridian sun strikes the upper surface of the impenetrable foliage of my trees, and but a few stray gleams steal into the inner sanctuary, I throw myself down among the tall grass by the trickling stream; and, as I lie close to the earth, a thousand unknown plants are noticed by me: when I hear the buzz of the little world among the stalks, and grow familiar with the countless indescribable forms of the insects and flies, then I feel the presence of the Almighty, who formed us in his own image, and the breath of that universal love which bears and sustains us, as it floats around us in an eternity of bliss; and then, my friend, when darkness overspreads my eyes, and heaven and earth seem to dwell in my soul and absorb its power, like the form of a beloved mistress, then I often think with longing, Oh, would I could describe these conceptions, could impress upon paper all that is living so full and warm within me, that it might be the mirror of my soul, as my soul is the mirror of the infinite God!
O my friend — but it is too much for my strength — I sink under the weight of the splendor of these visions! A wonderful serenity has taken possession of my entire soul, like these sweet mornings of spring which I enjoy with my whole heart. I am alone, and feel the charm of existence in this spot, which was created for the bliss of souls like mine.
I am so happy, my dear friend, so absorbed in the exquisite sense of mere tranquil existence, that I neglect my talents. I should be incapable of drawing a single stroke at the present moment; and yet I feel that I never was a greater artist than now. When, while the lovely valley teems with vapor around me, and the meridian sun strikes the upper surface of the impenetrable foliage of my trees, and but a few stray gleams steal into the inner sanctuary, I throw myself down among the tall grass by the trickling stream; and, as I lie close to the earth, a thousand unknown plants are noticed by me: when I hear the buzz of the little world among the stalks, and grow familiar with the countless indescribable forms of the insects and flies, then I feel the presence of the Almighty, who formed us in his own image, and the breath of that universal love which bears and sustains us, as it floats around us in an eternity of bliss; and then, my friend, when darkness overspreads my eyes, and heaven and earth seem to dwell in my soul and absorb its power, like the form of a beloved mistress, then I often think with longing, Oh, would I could describe these conceptions, could impress upon paper all that is living so full and warm within me.
When, while the lovely valley teems with vapor around me, and the meridian sun strikes the upper surface of the impenetrable foliage of my trees, and but a few stray gleams steal into the inner sanctuary, I throw myself down among the tall grass by the trickling stream; and, as I lie close to the earth, a thousand unknown plants are noticed by me: when I hear the buzz of the little world among the stalks, and grow familiar with the countless indescribable forms of the insects and flies, then I feel the presence of the Almighty, who formed us in his own image, and the breath of that universal love which bears and sustains us, as it floats around us in an eternity of bliss; and then, my friend, when darkness overspreads my eyes, and heaven and earth seem to dwell in my soul and absorb its power, like the form of a beloved mistress, then I often think with longing, Oh, would I could describe these conceptions, could impress upon paper all that is living so full and warm within me, that it might be the mirror of my soul, as my soul is the mirror of the infinite God!
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